No. 10 | Marzo, 2023
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Empecemos con un dato algo alarmante:
La OMS creó en 2022 una Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) en la que cataloga el síndrome de burnout como un padecimiento laboral.
La noticia sorprendente, sin embargo, es que dentro de este ranking internacional, Mexico fue clasificado como el país con mayor numero de profesionales con burnout. Se estima que cerca de 75% de los trabajadores (a todos los niveles) sufren de algún tipo de agotamiento o estrés crónico.
No es difícil que tú o alguno de tus amigos se encuentren en tal situación. De hecho, una persona muy querida vino hace pocos meses a decirme que sentía haber perdido su fuerza vital. Quería dar más en el trabajo, pero ya no tenía energía y estaba algo desconectada con lo que, a los demás, parecía importar. Él, siempre optimista, empezó a ver escenarios muy negativos … probablemente fruto del cansancio permanente. Dejó de hacer ejercicio, de alimentarse bien y, sumado a la falta de sueño, ya no sabía cómo recuperar su vida.
Estaba en pleno burnout.
Tu cuerpo y tu mente siempre reciben avisos.
Lo que pude percatarme hablando con él, y con muchas otras personas en tal situación, es que el síndrome nunca llega de un momento a otro. Se reciben varios avisos antes que este se presente, pero solemos ignorarlos (en su caso, los dolores de cabeza cada vez más intensos y la visión borrosa eran justificados por pasar mucho tiempo frente a la computadora).
Una mañana, sintió el brazo entumecerse, y nuevamente llegó a la conclusión racional de que probablemente había dormido sobre él y que no era nada. La negatividad también tuvo su justificación: estaba pasando por un momento difícil en la organización y acumulando el trabajo de tres personas, sin perspectiva de que eso cambiaria pronto.
Todo lo anterior eran señales de que las cosas no iban bien, pero él decidió no darles importancia y tampoco a lo que vino después: la taquicardia nocturna, falta del aire, temblores, dolor en el pecho, hormigueo en las manos y el parpadeo de los ojos…
Hasta que un día, ya no tenía ni siquiera entusiasmo para levantarse de la cama.
Eso es lo que pasa si ignora dichas señales por mucho tiempo: tu cerebro empezará a fallar. Si haces un paralelo con un motor de coche en constante aceleración, queda fácil entenderlo.
Una vez en estado de burnout… prepárate para el efecto cascada.
Muchas referencias de la OMS atribuyen como fuente de estrés el trabajo; sin embargo, es evidente que la consecuencia de ello no será solo en el ámbito profesional… la afectación psicológica y la irritabilidad muchas veces hacen que uno quiera alejarse de la pareja, de los amigos, de los hijos, etc. Peor aún, con el alejamiento intencional, uno termina por sentirse más solo, con más desánimo y falta de voluntad, llegando hasta a desarrollar estados depresivos.
El burnout, según la neurociencia, provoca una hiperactivación de la amígdala (la pequeña parte de nuestro cerebro primitivo; es decir, el proceso de agotamiento que uno experimenta está enviando mensajes al cerebro para estar más atento porque hay “algún peligro” alrededor). Al hacerlo por periodos prolongados de tiempo, la mente simplemente desiste y, para protegerse, se desconecta del entorno.
Dicha desconexión hace que uno pierda la capacidad de tomar decisiones, controlar sus emociones y la atención.
Por ello, tantas personas sienten la necesidad de cambiar absolutamente todo después de un periodo de burnout; simplemente su capacidad de identificar dónde está el problema real o por dónde empezar a arreglarlo se ve mascarada por tantos efectos negativos en la mente.
Permítete espacio para escuchar tu cuerpo.
Acabo de hacer una grabación de una entrevista, en mi canal de Youtube, con Santiago Saldivar, fundador de Ayama (una compañía especializada en Wellness). Algo que me quedó muy presente en nuestra conversación es que siempre hablamos de la mente; más sin embargo, también el cuerpo tiene un papel fundamental en nuestra “autopreservación/autoregulación”.
En palabras de Santiago, “es necesario habitar el cuerpo”; o sea, escucharlo, observarlo, usarlo como aliado. Si lo haces, empezarás a notar cosas que suelen pasar desapercibidas, como el apretar la mandíbula, dolor en el cuello y espalda, respiración cortita en modo supervivencia, vista borrosa, corazón acelerado sin motivo aparente e incluso síntomas estomacales más frecuentes.
Otro aspecto importante que él menciona se refiere a “estar en el presente”. Aunque estar con la mente entre el pasado y futuro es claramente un elemento que provoca estrés, cuando uno no está en el momento presente también tiene otras afectaciones, como tener más desentendimientos en la comunicación y cometer más errores, generando retrabajo. Es decir, estos últimos también son señales de que algo no va bien.
Si uno queda atento, puede revertir el cuadro antes de que el agotamiento llegue.
El problema es que nos habituamos a operar en modo de emergencia; por lo que resulta más difícil notar cuándo estamos entrando en un proceso de estrés crónico, ya que lo consideramos como parte de nuestro día a día. Por ello, vengo hablando tanto de meditación y journaling; son dos herramientas que te permitirán “desacelerar” internamente, y notar lo que realmente está pasando contigo.
Te recomiendo mucho leer dos libros, para comprender mejor la cuestión de señales y avisos del cuerpo: Heal your body y The body keeps the score.
Sé proactivo y evita el estrés crónico.
En la entrevista con Santiago encontrarás muchas herramientas que puedes poner en práctica donde estés (palming, técnicas de respiración, grounding, etc.). Son ejercicios fáciles de implementar, que brindan resultados inmediatos.
También recomiendo que extiendas dichas ideas a tus colaboradores. Una empresa solo puede ser productiva cuando todos están bien; y hay ejercicios magníficos, como el circulo de las palabras y otros, que pueden traer beneficios para mejorar la comunicación y la conexión entre los stakeholders.
Es relevante destacar que el burnout no va presentarse solamente a aquellos que estén “algo hartos” del trabajo, de los horarios, del jefe abusivo, del ambiente de controversias, etc. Los profesionales de alto desempeño, aunque aman lo que hacen, terminan por sobrecargar su mente y organismo en búsqueda de alta productividad, y suelen ser muy afectados por ello. Si es tu caso, te recomiendo leer Rest: Why you get more done when you work less.
No dejes de ver el video con la entrevista completa, y poner las ideas en práctica.
Sé un líder consciente y ten dichos conceptos en mente. La productividad debe ser sinónimo de bienestar, de personas inspiradas por crear cosas bonitas, no de agotamiento y estrés.
"Las empresas no tienen que ser carentes de humanidad para ser exitosas. Las empresas que priorizan el bienestar de sus empleados, clientes y comunidades son las que prosperarán a largo plazo"
- Hubert Joly, ex-CEO de Best Buy.